miércoles, 9 de junio de 2010

Segundo mundo: Guasdua, la protección

Pasó mucho tiempo para que Carmela volviera a sentir deseos de viajar a otro mundo. Pero, como le gustaban las aventuras decidió tomar sus cosas de dormir (almohada, perrito y cobija) e irse a descansar para trasladarse en un profundo sueño a otro mágico lugar.
Rápidamente llegó a Guasdua, aquí encontró al igual que en Alun personas con características muy distintas, unos más grandes y otros más pequeños. Sin embargo, grandes y chicos actuaban de la misma manera, como adultos. Aunque parecían estar bien Carmela notó que sus miradas estaban algo perdidas en las llanuras de Palmarito, inconscientemente buscaban algo que los llevara a recuperar su niñez.
Carmela estuvo días pensando qué podía ser aquello que habían perdido y que no lograban recuperar. Para encontrar respuestas los observó con mucha frecuencia y habló con ellos de sus vidas, sus sueños, sus deseos.
Pasaron días y días hablando, Carmela les contaba de su vida, de cómo sus padres la cuidaban, de lo mucho que la querían y de todas las cosas buenas que tenía por ser una niña.
Carmela muy inteligentemente les explicó: Cada uno de ustedes tiene algo que sólo puede ser descubierto si comienzan a preocuparse los unos por los otros, a proteger y cuidar a los más pequeños. ¿Qué es lo que descubriremos? -preguntó Aglo- Que nada es tan valioso en este y todos los mundos como el amor, porque de el surgen todas las cosas buenas y maravillosas que poseemos.
Es así como Carmela se llevó una nueva idea para su mundo, ella deseaba que todos los niños y niñas estuvieran bien, de modo que escribió “todo niño tiene derecho a la protección”. Ahora lo demás dependía de los grandes.

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