miércoles, 9 de junio de 2010

Tercer mundo: El mundo Sin Nombre

El mundo Sin Nombre era un lugar bastante triste y sombrío, incluso las personas que vivían en él tenían algo particular, su color de piel era gris. Cuando Carmela llegó allí le pareció divertido ver personas de este color y quiso conocerlos mejor, entonces se acercó a un grupo de niños reunidos en medio de la nada hablando de nada.
Cuando estuvo con ellos lo primero que hizo fue presentarse y preguntar los nombres de cada uno, pero no obtuvo respuesta. Los niños se vieron entre si y se mostraron muy desconcertados al no saber que decir. Carmela insistió en preguntarles sus nombres pero no dijeron nada. Luego de unos minutos uno de los chicos dijo: Nosotros no tenemos nombre, nada de lo que hay aquí lo tiene.
Esta respuesta la sorprendió, no podía comprender cómo las personas allí no tenían un nombre. Entonces, cómo se dirigían unos a otros, cómo se comunicaban. Tenían pocas cosas de que hablar, peor aun, cuando era necesario hablar con alguien, cómo le decían, de qué hablarían.
Al hacerles estas preguntas los niños se miraron unos a otros y se quedaron pensativos, preguntaron a Carmela su nombre y les pareció bonito y necesario que cada tuviera algo propio; un nombre. Así que uno de ellos le pidió a la niña que le diera uno, ella lo hizo, ¡te llamarás Marcos! Este nombre le gustó mucho al niño, de inmediato Carmela empezó a proponer nombres para cada quien y uno a uno fue decidiendo cuál sería el suyo.
Los pequeños se sintieron tan felices, no sólo por sus maravillosos nombres, sino porque a partir de ese momento decidieron que todo niño tendría Derecho a tener un nombre y un lugar de origen, y desde ahora el mundo Sin Nombre se llamaría Los Mil y un Nombres.

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